El poder sensorial del chocolate
Puede que el chocolate sea uno de los alimentos más populares del mundo. El sabor tiene mucho que ver con ello, pero también sus efectos en el organismo. Ya no extraña a nadie oír que el cerebro interpreta tomar chocolate de la misma manera que practicar el sexo. Sin embargo, hoy no hablaremos de una cosa ni de la otra. Hoy nos dedicaremos al poder sensorial del chocolate, es decir, a cómo embriaga al menos cuatro de los cinco sentidos.
El poder sensorial del chocolate: el aroma más placentero
Existen estudios que demuestran que el cerebro humano retiene un 35% de lo que huele, pero solo un 5% de lo que ve al cabo del día. Además, junto con el oído, el olfato es el sentido que más conecta con las emociones. El chocolate suele estar asociado a buenos recuerdos, a momentos dulces, a recompensas y a ocio. De hecho, también se ha estudiado el efecto del aroma a chocolate en conseguir más ventas. Y no en pastelerías, sino en una librería. La Universidad belga de Hasselt hizo la prueba. Cada poco tiempo pulverizaba aroma de chocolate. El poder sensorial del chocolate es tal, al menos en lo relacionado con el olfato, que los clientes que hojeaban los libros durante más tiempo y compraban más.
El chocolate y la vista
La expresión «comer con los ojos» no está, ni mucho menos, vacía de contenido. Por eso, las campañas publicitarias de cadenas de restaurantes se basan sobre todo en la imagen. Los escaparates de las confiterías muestran festivales de colores y texturas que cambian con la estación. Rojo en Navidad, verde y amarillo en la Pascua, rosa y azul en primavera, ocres en otoño… Y chocolate negro, con leche o blanco en todas las ocasiones. De nuevo, ver chocolate activa los mecanismos de asociación con momentos de placer. De hecho, el poder sensorial del chocolate en relación con la vista es tan grande que puede engañar al consumidor. Se recubren de chocolate todo tipo de dulces que nada tenían que ver con él. En España, donde el dulce navideño por excelencia eran los polvorones y el turrón, ambos con base de almendras, triunfan el turrón de chocolate y los mantecados también de chocolate.
Textura: el poder sensorial del chocolate en la intimidad
Puede resultar menos evidente, pero el tacto también reacciona al poder sensorial del chocolate. La textura de las onzas de chocolate al deshacerse en la boca desencadena toda una serie de reacciones físicas medibles. No nos referimos al sabor sino, únicamente, al efecto del chocolate sobre la lengua, que activa las glándulas salivares y prepara al cerebro para recibir el mayor impacto chocolatero: el sabor.
El sabor del chocolate
El del chocolate es uno de esos sabores que se distinguen a la perfección por muy escondido que esté. Incluso el chocolate con alto contenido en cacao, que no gusta a todo el mundo, tiene grandes adeptos. Es decir, que el éxito de este alimento tan popular no se debe a su dulzor, sino al sabor del cacao.
El gusto y el olfato están íntimamente conectados. Si a eso unimos el hecho de que la textura del chocolate se percibe en la lengua, obtenemos un alimento capaz de excitar tres sentidos a la vez. He ahí el poder sensorial del chocolate.
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