Sensory Bites // La cocina tecno-emocional y su puesta en escena
Hoy convertimos en experiencias únicas lo que antes no eran más que acciones domésticas y rutinarias. En un mundo en el que comer, al menos para la mayoría de nosotros, ya no es un reto, la cocina tecno-emocional pretende, y consigue, sorprendernos. Más allá del sabor y de la nutrición, pero sin descuidar ninguno de ellos.
La cocina tecno-emocional: cocina, técnica, tecnología y emoción
Esos son los cuatro elementos que componen la alta cocina de vanguardia, la cocina tecno-emocional. Cuando hablamos de ella no podemos olvidar que bebe de la cocina clásica casera y de la tradición. Con un respeto a los ingredientes frescos y naturales, uno de los mayores méritos de este tipo de cocina es perseguir una evolución para la cocina equivalente a la que se está dando en salud o comunicaciones.
En ese sentido, la aplicación de nuevas técnicas de cocina y de tecnología dedicada ha dado nombres imposibles de pronunciar, como esferificación. O conceptos que se han convertido en clichés, como deconstrucción. Sin embargo, el hecho es que estas nuevas técnicas permiten extraer de los alimentos sabores nuevos. O, al menos, sabores más intensos, aislados y, por tanto, manejables y combinables con resultados que se pueden calcular.
Llegamos entonces al elemento que convierte la cocina tecno-emocional en lo que es: la emoción. Porque los cocineros ya no alimentan: emocionan. Por eso, comer en uno de estos restaurantes es una experiencia similar a la contemplación de una obra de arte. Los platos de la cocina tecno-emocional nos emocionan y apelan para ello a nuestro paladar, pero también a nuestra vista, a nuestro olfato y a la descontextualización de los platos que preparan.
La puesta en escena de la cocina tecno-emocional
Una obra de teatro representada en el vacío no produce el mismo efecto que en un escenario adecuado. Los palcos, el público, el telón, la iluminación. Todo ello forma parte de la experiencia teatral. Del mismo modo, la cocina tecno-emocional emplea los colores y los nombres. Mediante unos y otros hace que las cabezas de los comensales resuenen sabores que, sin embargo, no encontrarán cuando prueben los platos. La sorpresa es quizá la emoción primera de la que se sirven los cocineros de vanguardia para abrir paso a todas las que vendrán a continuación.
Una vez sorprendidos, una vez aceptado el juego de que nada es lo que parece, la cocina tecno-emocional tiene vía libre para hacernos sentir, hacernos recordar y crear en nosotros, en definitiva, esas emociones sin las cuales solo nos encontraríamos ante alimentos procesados de manera caprichosamente complicada. Pero no hay nada caprichoso en esta evolución de la cocina como forma de arte. Igual que las instalaciones sensoriales de los museos de arte moderno nos obligan a interactuar con sus obras, la nueva cocina nos impele a disfrutar de la comida con todos los sentidos.
Como analistas sensoriales de producto, en Sensory Value somos muy conscientes del valor de esta evolución culinaria. Y recomendamos probarla con el paladar y la mente abiertas a partes iguales.
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