Sensory Bites // El color y la comida se unen creando productos nunca vistos

Publicada el 17 abril, 2018

La neurogastronomía nos ha enseñado que el paladar no es el único involucrado en el disfrute de la comida. Sentidos como el olfato, la vista y el oído son igualmente importantes a la hora de determinar la percepción de un plato. El neuromarketing, por su parte, nos enseña cómo cada color nos afecta de una manera determinada. En la industria alimentaria ambas disciplinas se unen para crear alimentos y sensaciones absolutamente novedosos.

La naturaleza, el color y la comida

La innovación y la sorpresa también forman parte de cómo se percibe la comida. Pero esto no significa que cualquier novedad vaya a tener éxito. Existe un motivo por el que se fabrican pocos alimentos de color azul. Y es que el cerebro no percibe este color como apetitoso. Por el contrario, los rojos, naranjas y amarillos, incluyendo toda la gama de ocres y hasta el marrón, sí son colores atractivos al paladar. Así las cosas, las innovaciones a la hora de crear nuevos alimentos utilizarán la gama de colores cálidos.

¿Por qué colores cálidos frente a colores fríos en las comidas?

Si dejamos de lado el color verde, que se asocia con verduras frescas y, por tanto con salud, los colores cálidos son los más atractivos. Se ha demostrado que las golosinas de color rojo son las más demandadas. Y es que la comida de color rojo se percibe como un manjar. Por su parte, el color naranja ofrece una sensación de bienestar, mientras que el amarillo activa nuestra energía. Ese es el motivo de que se prefieran los colores cálidos.

Colorantes naturales y nuevos productos alimentarios

Amarillo: Uno de los colorantes alimentarios naturales más utilizados es un derivado de la cúrcuma. La curcumina otorga a los alimentos un vibrante color amarillo. El cerebro los asociará a los cítricos y, por tanto, a las vitaminas contenidas en aquellos. El amarillo es el color de la creatividad y la energía. Los alimentos de color amarillo producen una alegría casi instantánea, se asocian a periodos vacacionales y al ocio.

Rojo: El extracto de pimiento o el licopeno, procedente del tomate, son los colorantes más utilizados para dotar a la comida de ese atractivo color rojo. Los alimentos de color rojo se perciben como manjares. Por eso las golosinas de color rojo o fucsia son las más vendidas. Además, el rojo se asocia inmediatamente a dulce y por tanto a placer.

Ocres y marrones provienen del caramelo y la malta y son muy usados en bollería y repostería. Esta paleta de colores recuerda al hogar, al bienestar y la seguridad. Los alimentos de color marrón más claro se asocian con la infancia. El caso del color chocolate es único, ya que este producto se asocia con el placer más directamente que ningún otro.

A todos estos colores se asocian una o varias emociones. Emociones de las que depende en gran medida la compra efectiva del producto.

La comida vegana y su paleta de colores

La tendencia cada vez más acusada hacia alimentos con más ingredientes vegetales se ha convertido en un auténtico filón a la hora de diseñar nuevos productos de colores muy variados y texturas novedosas. Por ejemplo, el paté rojo de remolacha cruda o el paté naranja de lentejas y manzana. La pasta, tradicionalmente compuesta de harina de trigo, comienza a comercializarse en colores como el naranja o el verde y se hace con lentejas. Así se aumenta su aporte proteico y se elimina el gluten de la dieta.

Lo único que hay que tener en cuenta a la hora de dar nuevos colores a alimentos o productos tradicionales es cómo son percibidas por los consumidores esas novedades. En Sensory Value podemos ayudarte. No dudes en ponerte en contacto con nosotros.


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